Victoria se escribe con V
También Vicky, como suelen llamarme a veces.
Con V de Valiente.
Con V de Verdad.
Con V de Vizcaya. Porque a Bilbao me fui.
Y allí empezó una parte de mí.
De hecho, muchas de las cosas que me gustan empiezan por V.
El Verano y las Vacaciones. Esas que aprovecho para Viajar.
Los (benditos) Viernes.
Venecia. Sus canales. Su recuerdo.
Valencia. La ciudad que viví (durante 7 años). La ciudad que descubrí. La ciudad que amé. Que disfruté. Que sufrí.
El Vino que me tomo después de jugar al pádel. Porque, siendo franca, no es que me encante el deporte, pero el vino de después, sí.
La Velocidad con la que todo avanza. Me fascina y me abruma a partes iguales. Y sin embargo me adapto rápido. Adaptarse o morir.
Vencer el miedo. Lanzarme y lograr mis objetivos.
Vibrar. Con la lectura. Con la buena música.
Volar. Como los pájaros cuando vuelan formando una V.
Como la formación que he diseñado.
Qué casualidad, pensarás. Pero en realidad no.
Llevo 25 años volando en V.
25 años liderando y dirigiendo equipos.
25 años compartiendo y alternando mi vuelo con más de 500 colaboradores.
Mi experiencia en el sector industrial me ha permitido combinar Tecnología y Gestión de Procesos con Liderazgo de Equipos de Trabajo.
Me formé en Ciencias Físicas. Pero un anuncio en el periódico cambió mi vida profesional.
Y también la personal.
Después me formé en Liderazgo y Dirección de Colaboradores, Inteligencia Emocional y Programación Neurolingüística. Además de certificarme como HR Agile.
Y nunca he dejado de aprender. Cada día. En cada proceso. De cada colaborador.
Así soy.
- Flexible, ágil y dinámica. Como un pájaro.
- No espero que las cosas pasen. Hago que las cosas ocurran.
- Me gusta hablar pero todavía me gusta más escuchar.
- Disfruto enseñando. Y se me da bien. Muy bien.
- Nunca tiro la toalla. Ni en lo profesional ni corriendo una media maratón.
- Veo siempre el vaso lleno. Puede ser agua. Vino u horchata valenciana. Pero hasta arriba.