IV-FRENTE A FRENTE CON EL EQUIPO

BIENVENIDA

Paula entró en la sala de reuniones dónde el que hasta ahora había sido su jefe, convocó la reunión con su nuevo equipo de colaboradores y su responsable actual.

Conocía a Raúl desde hacía tiempo, aunque nunca habían trabajado juntos. Tenía referencias suyas a través de comentarios de otros compañeros y amigos comunes, sin embargo y tal como le había sugerido Esther se despojó de todas las creencias e imágenes que se había forjado de él y del equipo.

Tenía una gran oportunidad por delante.

 CONOCERLES

La iba a aprovechar esforzándose en dedicar tiempo de calidad a cada uno de sus nuevos colaboradores, poniéndose a su disposición para hacer que su trabajo fuera clave en la consecución de los objetivos que tenían que alcanzar.

El objetivo tenía dos dimensiones: desarrollar a su nuevo equipo de trabajo e influir a su nuevo responsable para que le facilitase el camino, aportándole medios técnicos y humanos para que el desarrollo del proyecto fuera un éxito.

No podía ocultar su inquietud. No sabía qué hacer con sus manos.

Recordó una formación a la que había acudido hacía años en la que le recomendaron que en el momento de enfrentarse a una exposición o presentación en público, debía simular una roca en el mar.

Sonrió para sí recordando los comentarios que habían surgido tras esa sesión.

Discutieron el poder de la roca en el mar, claro que sí. Surgieron preguntas relacionadas con la incompatibilidad de una roca con cercanía y empatía.

Estaba claro que una roca sirve para agarrarnos, anclarnos, resguardarnos…, sin embargo la roca no conecta.

Sumida en sus pensamientos, notó una leve presión en el brazo derecho. Se giró y vió cómo Raúl le hacía un gesto que le animaba a presentarse al equipo.

Fue en ese momento en el que entendió de verdad cómo una roca puede generar una conexión.

Con paso firme y seguro se dirigió a un extremo de la sala y se dispuso a presentarse a su nuevo equipo y al resto de compañeros.

Como todos la conocían omitió detalles referentes a sus estudios y desarrollo profesional. Se enfocó en ella, en lo que le gustaba, con lo que disfrutaba, en lo que se le pasaban las horas muertas, en definitiva, lo que le apasionaba.

Habló de ella, de Paula como persona, con sus virtudes y defectos. De lo que hacía especialmente bien y de aquello para lo que necesitaba ayuda. De sus éxitos y sus fracasos.

Acabó su presentación exponiendo lo que el equipo podía esperar de ella. Era muy consciente que si lo dejaba claro desde el primer momento, evitaría muchos malos entendidos.

Sinceridad y autenticidad la habían caracterizado siempre y en este preciso momento aún más. Junto con la humildad, serían los tres vértices del triángulo que marcaría su comportamiento en este nuevo reto.

Después de un turno de preguntas que respondió con naturalidad, Paula concluyó la reunión despidiéndose individualmente de cada uno de sus nuevos colaboradores avanzándoles que en los próximos días mantendrían reuniones individuales para intercambiar ideas sobre el proyecto y establecer todas aquellas acciones necesarias para lograr resultados mejores de los esperados.

Paula se despidió también de Raúl quien le ofreció todo su apoyo con el equipo, proyecto y clientes.

Ésta le dio las gracias comprometiéndose a compartir impresiones pasadas unas semanas.

El día había trascurrido rápido y casi era la hora de salir, así que se atrevió a poner un mensaje a Esther para invitarla a un café si no tenía otros planes y comentar cómo había transcurrido la reunión y hacerle partícipe de sus planes.

Esther, que había liberado su agenda, consciente de que Paula después de la reunión querría hablar, contestó inmediatamente a Paula con la hora y ubicación del encuentro.

Era el momento de trabajar con Paula las implicaciones de una buena gestión emocional.

En el momento en que cada una tuvo su café, Esther sacó ese cuaderno que siempre llevaba en el bolso y empezó a garabatear:

EMOCIONES

DIRECCIÓN POSITIVA

MOTIVACIÓN

COMPROMISO

PASIÓN

RESULTADOS

Paula con los ojos muy abiertos  y sabiendo que estaba atendiendo a una lección magistral le pidió a Esther que desarrollase los conceptos que había escrito en esa libreta que había usado en las distintas mentorías y de las que tanto había disfrutado.

-“Las emociones influyen mucho”- apuntó Esther. “Si como líder las encauzas en una dirección positiva, movilizarás lo mejor de tus colaboradores. Resonarás en tu equipo y cada uno de ellos trabajará con entusiasmo para conseguir los objetivos comunes que habéis propuesto.

Tendrás un equipo motivado y comprometido que trasmite positividad y colaboración, compartiendo la pasión por lo que hacen, inspirando credibilidad y confianza.

En cambio, si orientas las emociones en una dirección negativa, generarás disonancia, disminuyendo la motivación y el compromiso del equipo.

Cómo líder, desde la empatía tienes que ser capaz de elevar el nivel de motivación de tus colaboradores y guiar sus pasos hacia un objetivo mayor que trascienda a de la propia compañía. Debes centrarte en buscar el equilibrio entre las necesidades de los grupos de interés (proveedores, clientes, trabajadores, inversores) y los objetivos de negocio, apostando por la transparencia y con un comportamiento ético que evite conflictos y crisis, alineado con el propósito corporativo y diferenciándote del resto”.

-“Creo que sé lo que viene a continuación”-dijo Paula

-“Tú dirás”-le animó Esther.

-“Si quiero ser un buen líder debo rodearme de los mejores, incluso que sean mejor que yo. Debo esforzarme en sacar lo mejor de cada uno, haciéndoles crecer y consiguiendo así que el equipo en su conjunto empuje más que cada uno individualmente”-concluyó Paula

Puedes seguir la trayectoria de Paula en LIDERANDO DÍA A DÍA. No te pierdas las entradas de esta sección. Son pequeñas instrucciones que te ayudarán en el día a día con tus colaboradores

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III-LLEGÓ EL MOMENTO

skills

LO TUVO CLARO DESDE EL PRINCIPIO

Hacía dos semanas que Paula había decidido aceptar la propuesta que le habían ofrecido. Llevaba tiempo preparándose. Era lo que le apetecía. Consideraba que era un paso importante en su desarrollo profesional, aportaría al equipo y su trabajo con el equipo la enriquecería.

Había imaginado la situación cientos de veces. Había ensayado el comienzo. Tenía escrito un guión. Se había preparado, sin embargo, llegado el momento le asaltaron las dudas y aunque había hablado con Esther el día anterior, la llamó.

-“Esther, sé que lo hemos hablado muchas veces pero necesito saber que lo voy a orientar bien desde el principio”. 

-“Tu dirás”, le respondió Esther, con ese tono que denota la confianza que el interlocutor necesita

“Antes de empezar con el proyecto, requerimientos, clientes, análisis de la situación… creo que debemos conocernos. Saber qué esperan de mí, aclararles si sus expectativas están proporcionadas y adecuadas a la autonomía y responsabilidad que me han conferido los de arriba, y sobre todo, conocerles a ellos. Saber qué han hecho, qué les ha traído hasta aquí, sus intereses y motivaciones, no solamente profesionales sino personales”-respondió Paula

-“Lo harás muy bien Paula”. “El planteamiento es bueno”, contestó Esther.

Un par de horas más tarde Paula abrió la puerta de la sala en la que su jefe la presentaría al equipo de proyecto que ella iba a liderar a partir de ese momento.

Más o menos conocía a todos. Habían compartido alguna reunión que otra, formaciones y alguna actividad de Team Building.

Se hizo el silencio nada más entrar. La recepción, en la que era el centro de atención fue fría salvo por la cálida presentación que hizo su jefe. Destacó cada una de sus etapas en la compañía y las razones por las cuales había sido elegida para liderar el equipo y el proyecto

Hacía unas horas había sido consciente de que la posición que ocuparía a partir de ese momento había sido denegada a otro miembro del equipo.

¿Cómo lo afrontaría? ¿Qué debía hacer para que esta persona se sintiese integrada en el equipo y no se frustrase por el hecho de que fuera ella quien ocupaba esa posición que él también había anhelado y que sentía se merecía?

Sabía que lo que dijera o hiciese iba a ser evaluado con una mirada muy crítica  y que no se podía permitir prepotencia, arrogancia, despotismo…

Aunque había participado en proyectos similares, Paula sabía que partía de cero y que era el momento de esforzarse en:

  • Conocer al equipo y que la conocieran. 
  • Profundizar de manera individual en cada uno para generar ese entorno de confianza que les permitiera trabajar juntos, 
  • Descubrir qué aportaba cada uno en las disciplinas en las que más conocimiento tuviera y se sintiera más fuerte.
  • Eliminar presuposiciones que pudieran empañar las relaciones y por tanto el buen trabajo del equipo.

Paula era consciente de que las emociones iban a influir mucho. Que debía encauzarlas en una dirección positiva para sacar lo mejor de sus colaboradores. Tenía que resonar en su equipo para que cada uno trabajase con entusiasmo para conseguir los objetivos que nos propusiéramos conseguir como equipo. 

Quería el mejor equipo, el más motivado y comprometido que además trasmitiese  positividad y colaboración, compartiendo la pasión por lo que hacen, inspirando credibilidad y confianza.

Sabía que la empatía era la palanca de la que se tenía que servir para elevar el nivel de motivación de sus colaboradores.

No tenía ningún miedo a que sus colaboradores fueran mejores que ella. Compensarían sus carencias y ella se esforzaría en que crecieran aún más. Debía sacar lo mejor de cada uno, consiguiendo que el equipo llegase a empujar más que ella.:

Antes de presentarse, repasó mentalmente aquello que tantas veces había comentado con Esther:

  • Dejar las expectativas claras.
  • Involucrarles en la toma de decisiones.
  • Aclarar el alcance de su autonomía corresponsabilizándole.
  • Ser generosa dedicando tiempo a cada uno de ellos, formándoles, ayudándoles y animándolos a mejorar y superar las dificultades.

Era el momento. Había mucho talento en la sala y sabía que solo había una manera de hacer las cosas: BIEN

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II-TODO UN RETO

el reto

LA DECISIÓN ESTÁ TOMADA 

Paula, haciendo caso a las indicaciones de Esther, repasó las notas que ésta había apuntado en una hoja de esa libreta que siempre llevaba con ella.

Era la oportunidad que esperaba desde hacía muchos meses. Si se había preparado bien, ¿por qué tenía dudas?

En las diferentes formaciones a las que había acudido, había aprendido que ejercer un papel de líder sobre un equipo de colaboradores, empezaba con una elección en la que debía asumir una serie de responsabilidades que debía aceptarlas de manera voluntaria.

Ella era la única responsable de su elección.

Consciente de la importancia de la misma, llamó a Esther y le pidió que tomasen un café finalizada la jornada laboral. Se había comprometido en dar una respuesta antes de 48 horas y éstas cumplían a la mañana siguiente.

Se vieron dónde siempre y esta vez fue Paula quien tomó la iniciativa.

-“He tomado una decisión, Esther y creo que no me equivoco. Voy a aceptar el proyecto”

-“Haces lo correcto. Aparte de tu preparación tienes muchas cualidades y algunas innatas para influir con éxito en tus colaboradores, identificando sus necesidades, satisfaciéndolas y eliminando los obstáculos que les impidan cumplir con éxito los objetivos que os habéis marcado” dijo Esther.

-“Creo que vas demasiado rápido, Esther. Me he debido perder alguna clase”-argumentó Paula, con una sonrisa que traslucía el haberse quitado un peso de encima.

-“Tienes razón Paula, tienes que empezar por el principio. Por ti”-le respondió Esther

-“Ahora sí que no entiendo nada”, argumentó extrañada Paula. Lo que necesito es que me des unas pautas para liderar un equipo de colaboradores senior, con experiencia y éxitos contrastados a los que no conozco.

-“No podrás liderar a otros si no lo haces contigo primero, Paula”-le contestó Esther.

“No es una cuestión de personalidad, posesiones o carisma, sino de lo que eres como persona y tu carácter”.

Al ver la cara de Paula, Esther sacó de su bolso su libreta roja y empezó a garabatear y a escribir.

Cuando terminó, Esther tendió a Paula la hoja en la que había estado esbozando las ideas que la quería trasmitir

tu responsabilidad como líder

Paula analizó con detenimiento el papel que le ofreció Esther y guardándolo en una carpeta junto con el que le había dado el día anterior, comentó:

-“Te has limitado a cinco responsabilidades fundamentales, sin embargo creo que en cada una de ellas subyacen muchos matices y acciones que marcarán mi éxito o fracaso en este proyecto, ¿no?”

-“Está claro, Paula”-respondió Esther. “Tus resultados los conseguirás a través de tu equipo. Por eso es crucial que sepas dónde vas y lo trasmitas convenientemente a todos tus colaboradores, siempre con una actitud positiva para provocar en ellos las mismas emociones”

 

-“Eso lo he oído infinidad de veces en las formaciones a las que he asistido, sin embargo, somos personas tratando con personas y siempre existen malos entendidos que pueden empañar ese desempeño de mis nuevas responsabilidades. Quiero hacerlo de la única manera que sé, bien”-sentenció Paula.

Esther, sonriendo al ver como su mentee hacía gala de su arrojo habitual, respondió:

-“No me cabe duda que así será. Me he enfrentado en varias ocasiones a retos semejantes al que te enfrentas tú ahora. Te ayudaré a base de preguntas a ver las situaciones a las que te enfrentes desde otra perspectiva, ayudándote a encontrar nuevas maneras de hacer y de paso a crecer, consiguiendo más y mejores resultados, o cómo tú dices, a hacerlo bien”

Paula miró su reloj y dándose cuenta de la hora que era y todo el tiempo que había secuestrado a Esther, se levantó, pagó las consumiciones y abrazando a su mentora, le dijo:

-“Gracias por tu ayuda incondicional. Eres el mejor referente que puedo tener en estos momentos. Espero desarrollar a mi equipo al igual que tú lo estás haciendo conmigo”.



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I-LA DECISIÓN QUE CAMBIÓ TODO

decisión

Era la oportunidad que Paula llevaba esperando desde hacía años.

Se había formado y preparado a conciencia. No solamente asistiendo a los diversos programas formativos que la empresa le había puesto a su disposición y leyendo a grandes autores especializados en liderazgo y dirección de equipos de colaboradores. También había contado con la ayuda de Esther, su mentor desde hacía algo más de año y medio.

Hacía un mes que su jefe la había convocado a una reunión corta y sin agenda.

-“Aquí solo caben dos alternativas”- pensó Paula. O la promoción o el despido.

Tranquila por sus buenos resultados individuales y los de su departamento acudió a la reunión con buenas sensaciones y predisposición, dispuesta a escuchar y a analizar lo que se debatiera dentro de esa sala de reuniones.

La conversación fue corta. No había mucho que debatir. La compañía era adjudicataria de un nuevo proyecto que implicaba la elaboración de un modelo de negocio que incluía diseño, producción y comercialización de un producto. 

Había que acompañarlo de un plan estratégico productivo y comercial junto con el correspondiente modelo económico que justificase la viabilidad del proyecto.

Se requería un equipo multidisciplinar y 100% dedicado, que empezaría a trabajar en el proyecto en un mes.

El plazo para presentarlo a los inversores era de un año y si no daban el visto bueno a la implantación, todo el trabajo realizado se archivaría y los miembros del equipo asumirían otras responsabilidades dentro de la organización.

Las responsabilidades ya estaban esbozadas y una de ellas llevaba el nombre de Paula si le apetecía asumir el reto.

Agradeciendo la oportunidad, Paula formuló algunas preguntas para aclarar dudas que le habían surgido tras esa breve explicación. Algunas relacionadas con el proyecto en sí y otras muchas que consideró fundamentales para tomar una decisión tan importante en su carrera profesional. 

Una vez aclaradas, confirmó su discreción al respecto, se comprometió a dar una respuesta en un máximo de 48 horas y salió de aquel despacho con sensaciones encontradas.

Se sentía muy orgullosa que contaran con ella para formar parte de un proyecto disruptivo y que compartía muy poco con el negocio actual y por otra parte un poco inquieta por la incertidumbre inherente.

 Dedicaría su esfuerzo e ilusión durante un año a un proyecto que podría no ver la luz, aunque su actuación y la del equipo fuera brillante.

¿Cómo la influiría personal y profesionalmente? ¿Condicionaría su desarrollo en el futuro? ¿Experimentaría sensación de fracaso?

En ese momento no podía contestar a ninguna de estas preguntas

La decisión no era sencilla. Tenía que meditarla bien. Veía riesgos claros, pero también grandes oportunidades.

No podía ganar sin primero atreverse a perder.

Tenía que compartir con Esther sus miedos en ese momento. Necesitaba que como su mentora, que tan bien conocía la compañía y a ella misma, le ayudase a identificar bien obstáculos y oportunidades, para ponerlo todo en una balanza, tomar una decisión convencida de que condicionaría gran parte de su futuro profesional y personal. 

 

Paula llamó a Esther y le pidió que comieran juntas. Reservó en ese sitio tranquilo, al que habían ido en otras ocasiones y acordaron que se encontrarían directamente allí.

Esther acababa de llegar cuando Paula entró en el local. Al ver su cara fue consciente de que ninguna de los dos probaría la comida.

Ella ya sabía el origen de la preocupación de Paula. La dirección de la compañía la había informado unas horas antes, sabiendo que ella necesitaría de su ayuda y consejo para tomar la mejor decisión.

Tras un saludo cargado de afecto, Esther instó a Paula a que le contase el motivo de sus preocupaciones.

-“Me apuesto lo que quieras a que lo sabes-“ dijo Paula. “Así que vamos al grano que no tenemos mucho tiempo”.

Esther asintió y Paula comenzó a relatar emocionada el transcurso de la reunión a la que había acudido esa misma mañana. 

-“Esther, me tienes que ayudar a tomar la mejor decisión”-le pidió Paula

 

Después de poner en común detalles del proyecto, Esther, siempre preparada, sacó de su bolso una libreta roja y un bolígrafo y empezó a escribir.

Pasados unos minutos, arrancó la hoja del cuaderno y tendiéndosela a Paula, le dijo

-“Creo que tienes que empezar por aquí”

ante una decisión importante

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